Buenas tardes a todos y a todas,

el ámbito que he decidido elegir como punto central de mi reflexión, es la desigualdad de género en los altos cargos. Mi interés por este tema, surge a raíz de un acto conmemorativo por el 50 aniversario del CNA (Centro Nacional de Alimentación, Laboratorio de referencia Nacional en lo que al análisis de alimentos se refiere). El mencionado aniversario se celebró durante una semana, a lo largo de la cual, se festejó la evolución, supervivencia y mejora del centro durante las cinco décadas que ya dura. He de confesar mi inclinación natural por la nostalgia, por lo que se me escapó alguna que otra lágrima solo al ver a personas tan implicadas con un proyecto, discursos de antiguos trabajadores y la ilusión de la actual jefatura. 

Actualmente, el CNA está dirigido por mujeres, a las cuales tengo el inmenso privilegio de conocer. Mujeres, que antes de saber que cargo ostentaban, me resultaron mujeres todoterreno, mujeres que durante un café hablaban de sus hijos y de las últimas técnicas acreditadas al laboratorio con igual entusiasmo y pasión. Cuando llegó el turno de homenajearlas, también se mostraron fotos de los antiguos jefes, y se hizo una breve reflexión sobre como antes todo el CNA estaba dirigido por hombres y como las mujeres estaban relegadas al trabajo exclusivo de laboratorio, y como actualmente ya no era así. Ana, la directora, reivindicó una verdad que a veces se nos olvida, ellas, la "jefatura" no estaban allí por el hecho de ser mujer, estaban allí porque cuando se valoraron los curriculum (en adelante CV)  los mejores eran los suyos, CV que probablemente solo recogían los logros profesionales individuales, y que más que probablemente lleven implícito logros personales y colectivos como mujer.

El motivo por el que he escogido este tema es porque aún resulta sorprendente ver a mujeres dirigir empresas, y la socialización diferencial de niñas y niños, hace que parezca aún más sorprendente que una mujer dirija una empresa y una familia, como si ambas circunstancias vitales no fuesen compatibles, y ese pensamiento de incompatibilidad nunca afecta a los hombres. Yo misma fui cómplice de ese pensamiento al tildar como todoterreno a una mujer que puede con todo, como si fuera algo excepcional, y supongo que eso me hizo reflexionar. 

Respondiendo al último punto del módulo, estrategias para acabar con las desigualdades de género, creo que las principales estrategias deben implantarse en el aula para evitar que hombres y mujeres, solo por el mero hecho de serlo, tengan condicionada una vida laboral o personal. También creo que desde los departamentos de recursos humanos deberían mirarse los CV sin fijarse en el género, porque creo que aún teniendo CV iguales o mejores a los hombres, si durante la entrevista, descubren que tienen familia, que están embarazadas o que tienen más alicientes además del trabajo les perjudica, y a los hombres no. 

Cierto es que hemos mejorado como sociedad, porque cada vez, gracias a las estrategias y a la educación de género, las mujeres tenemos más oportunidades y un claro ejemplo de ello es la jefatura del CNA, pero creo que el fallo sigue estando latente, sino ¿por qué nos seguimos sorprendiendo y viendo como excepción el modelo social que muchos pensamos que está instaurado?

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